"-Total, a alguien tendrás que contarle, antes o después, la verdad. Lo dijo despacio, con fatiga, porque nunca había creído que la verdad sirviera para nada. "

miércoles, 16 de julio de 2014

SINTIGO

Probablemente leerás esto en unos diecisiete o diecinueve días. Pero quizás este es el medio que tengo para comunicarme contigo dónde sé que saborearás mis palabras y las dejarás resonando por un instante en tu cabeza. -O así quiero creerlo- 

Es curioso, todo lo que digo-hablado, tienes una idea que parece contradecirla, algo que hace que mis palabras sean sólo viento. Aire. Y que no importe.
Y, sin embargo, te tomas mucho tiempo en saborear palabras-escritas en un retaco de papel. O en un papel virtual. Esas parecen llegar a alguna parte. 


No hace mucho me dijiste "¿Desde cuando tú siempre tienes la razón?". Es curioso, lo descubrí algunos días antes:
-DESDE SIEMPRE. 
Y ese mismo día descubrí que si no lo había descubierto antes era por tu enORme ombligo. Tu seguridad parecía comerse la mía (lo hizo, de un bocado, un diminuto bocado, pocos días después de conocerte).

Creo que a veces lo expresan mejor que yo:





SINTIGO

Mi vida contigo fue bonita. La tengo encarcelada en caligrafía redonda, en las páginas de la libreta que me sirvió de diario durante un año de aventuras a la inglesa. Pero creo que mi vida sintigo tiene potencial para convertirse en libro. Y es que sé que voy a necesitar muchas libretas…
Sintigo es mi mayor contradicción: empieza sin ti pero acaba contigo. Y si no vuelves, eso significa que no termina nunca.
No recuerdo nuestro último beso. Y estoy segura de que tú tampoco. Pero ambos recordamos el primero. Miedoso. En aquella habitación, donde nos convertimos en los reyes de las primeras veces. Todo era nuevo contigo. 
sintigo, todo me sabe a viejo, a usado. 

Era evidente que el mejor método para superarte era escribirte. Así empezó todo. Intercambiando escritos. Compartiendo la afición. Descubriéndonos entre palabras. Así continuó todo, escribiéndonos, en plural, desnudándonos bajo la manta, la del estampado hortera que nos vio creer. Y así debe acabar todo, convirtiéndonos en tinta. Inmortalizándonos. Porque a pesar de lo que digan, a pesar de lo que digas, contigo fue algo bonito, algo muy mágico y muy nuestro. Algo que no se repite todos los días, ni todos los años, ni todas las décadas,… ni siquiera todas las vidas. Algo que quiero tatuar en palabras. Algo como para escribirnos.
Siempre te dije que éramos los antagonistas perfectos para protagonizar nuestra novela particular. Sí, he dicho perfectos. Porque nuestra perfección estaba en todas esas meteduras de pata, en los quiero y no puedo, en cada bajada de la montaña rusa.
Pero la gasolina se acabó. Decidiste fugarte a otra realidad, demasiado estrecha para dos, demasiado lejos de donde queríamos estar. Por eso me escribo. Te escribo. Nos escribo. Y quién sabe. Conociéndome, probablemente te mande esto, un día cualquiera en medio de un ataque repentino de nostalgia, o en un impulso para borrarme la etiqueta de escritora frustrada, o quizás, en el mejor de los casos, en forma de sintigo permanente, de capítulo final.
Para decirte que ya te he superado.

Fdo: Anónimo
Publicado por Café Desvelado
Aquí: http://cafedesvelado.com/2014/04/01/sintigo/



Quiero recordarte que tienes una libreta que no es tuya, sino mía (aunque la hayas hecho tuya también)

No hay comentarios: