"-Total, a alguien tendrás que contarle, antes o después, la verdad. Lo dijo despacio, con fatiga, porque nunca había creído que la verdad sirviera para nada. "

sábado, 25 de mayo de 2013

Nunca pude decirte adiós.

Jamás me ha asustado el fin de las historias porque jamás he pensado que tenían un final. No creo en los finales. Ni en las despedidas. 
El cuento siempre continúa. 

Nunca me han gustado las despedidas. De hecho, siempre he intentado no tropezarme con ninguna en mi vida. Hasta hoy.Conseguí la fórmula para saltarme las despedidas. Y lo conseguí. 
Hasta hoy.

No me gusta la palabra 'adiós'. Adiós en mi filosofía se le dice a alguien que se distancia o se echa cortando lazos. 

Hace mucho que sé que no volverás a mi vida. Que, no sé porque, estableciste una barrera inquebrantable entre el destino, tu y yo. Y que por alguna  extraña razón esa barrera se hace algo más débil en las vías del tren y a veces nos tropezamos. 
Y hace mucho que sé que no quieres tropezarte conmigo. 

A pesar del tiempo que haya pasado, cada vez que bajo a las vías y voy algo dispersa, en mi cabeza algo me dice que puede ser el día, el momento, que me hace estar atenta a ver si tu destino, como otras veces, te pone ante mi. Eso nunca sucede, por supuesto, el destino (la experiencia me lo ha enseñado) sólo hace casualidades. Y lo terrible de las casualidades es que nunca te las esperas, así que enseguida sé que no será ese el día. El momento. 



Creo que despedirme de ti es la única forma que existe de crecer. 

Adiós.
Déjame crecer. 

Hormonas.

Sólo somos eso. 
Sólo fuimos eso: Hormonas. Invadieron el espacio. Los milímetros. 
Sabes porque no quise tocarte el primer día que te conocí. Era premonitorio. (Me conozco)
Tu me chocabas la mano y no me dabas dos besos cada vez. Manteníamos unas normas que establecimos sin hablar. 
Creamos (creé) una barrera que saltamos, pasamos, sin límite de velocidad. 
Y ahora somos eso. 
Y tengo miedo. Miedo? Porque no se me da bien. No sé enfrentarme a esta situación. Tu me miras con ojos verdes, diciéndome que todo es genial, que todo está bien. Y somos hormonas. (Yo soy algo más realista y te sonrío con un "esta bien"  y no es cierto.)
Cualquiera puede ser hormonas. 
Yo no quiero ser hormonas. 
No para ti.
No para nadie. 
No quiero quererte en hormonas. 
No quiero pensarte en hormonas.
Saltaré desde el ventanal si hace falta. Huiré a ver la nieve sin ti. 
El mar. Huiré. 

No quiero ser hormonas. 

lunes, 13 de mayo de 2013

enorme

Espero darte un abrazo enorme de aquí a diez años cuando llevemos años sin vernos y forcemos al destino por volver a unirnos. Lo he sentido pocas veces pero realmente eres una de esas personas a las que quiero mantener siempre cerca.

Espero poder darte ese abrazo del que ahora no soy capaz. 




eternidad en un beso


Tengo en mis manos el beso más eterno que nunca me han dado.
El más real y tangible.