"-Total, a alguien tendrás que contarle, antes o después, la verdad. Lo dijo despacio, con fatiga, porque nunca había creído que la verdad sirviera para nada. "

sábado, 29 de septiembre de 2012

Ahí lo tienen


Un vez conocí a un chico.
El más curioso. Quería saberlo todo. Siempre. Y no le interesaba lo más mínimo; nadie.
Recibí en la madrugada del examen unas palabras
12 Gen - 21:57

I després de passar per les teues 125 entrades, tenint un examen demà, he arribat a la conclusió de que mola com penses, algun día et convidaré a passejar per a xarrar un rato.


Le abrí las puertas de mi estómago y decidió quedarse.  Aún sigo sin saber por qué pero ahí lo tienen, señala a su izquierda. El público, justo enfrente, mira a la derecha y se ve, en efecto, a un joven sentado en una esquina con un libro entre las manos. Sin apartar la mirada del libro alza un poco la mano en un leve saludo y prosigue. El público no se inmuta. No le importa.
Una niña se aparta de la tumultosa multitud* y camina hacia él.

- Qué haces?
- Observo - responde el joven.
- No. Lees.
Aparta la mirada del libro y mira como la niña intenta descifrar el libro que tiene entre las manos. Observa sus grandes ojos marrones y el pelo alborotado como si acabara de correr.
- Verás, ahora ella - el joven señala a la guía y la niña se gira completamente mientras este continua hablando- está en otra parte. Viviendo. Hace sus cosas. Ahora no está haciendo nada pero cuando empieza a pensar toda esta gente que ves calmada comienza a correr. Gritan y se desordenan. Y yo les observo. Esa es mi tarea, observar, y entonces ella piensa. Se concentra y piensa. Yo observo.
Y cuando todo se vuelve a calmar juntos los ordenamos.


No ha sigut revisat amb posterioritat a la seua escritura -de fet, ho acabo d'escriure- 
LLig! 

Leen?

Yo comencé a escribir de lo que no podía contarle a nadie. O no quería  O no había nadie a quien contar.
Lo cual, lo veo una estupidez por que he acabado hablando de lo que escribo. Lo que había escrito. Lo que escribiré.
Y no me parece lógico que algo plasmado en un papel tenga que cobrar tal sentido para dejarlo fluir al aire libremente.
Si escribes, leen, comprenden y lo hacen por que quieren.
Si hablas, oyen, pero no escuchan, ni entienden -fingen y algunos muy bien- y no todos los días el mundo esta con las orejas abiertas para escucharte a ti. Bien, hay días que sí y días que no.
Los días que no, la gente oye.
Los días que sí, las personas leen.